Tao Porchon-Lynch es una mujer que abraza su segundo siglo con la misma «alegría de vivir» y la misma actitud positiva que le ha dado forma a su vida desde que descubrió el yoga cuando era niña.
Este verano cumplirá 101 años y no tiene planes de dejar de enseñar yoga. Según ha explicado, su pasión por el yoga viene desde que cuando tenía 7 años vio a unos niños practicándolo en la playa y desde ese momento quedó enganchada.
Empezó a enseñar cuando era adolescente y hoy en día, con 100 años de edad, todavía sigue dando clases al norte de la ciudad de Nueva York.
Ella enseña a sus alumnos a concentrar su respiración alrededor del corazón, abriendo el pecho y sin respirar en la parte inferior del abdomen.
Según ella, esto arregla todo, desde una mala postura hasta un pensamiento negativo, y acredita que la técnica de respiración le mantiene ágil a los 100 años.
Su filosofía de la vida es abrazar cada día con alegría:
»Cuando me despierto por la mañana, miro el sol y digo ‘este va a ser el mejor día de mi vida’ y lo será. Siempre lo es. Y así veo a todos mis alumnos que son tan valiosos para mí y que han hecho tanto para que siga haciendo las cosas en la vida. Y por eso estoy aquí hoy».
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