La Iglesia de San Ignacio de Roma tiene la bóveda y la cúpula planas. Andrea Pozzo fue el encargado de darle la perspectiva ilusionista que engaña al espectador con profundidades inexistentes. El trampantojo de Pozzo es, junto al falso ábside de Bramante en San Satiro (Milán) y la Galería de Borromini del Palazo Spada (Roma), la culminación de los estudios de perspectiva que Brunelleschi y Alberti habían teorizado en el quattrocento.
La barroca bóveda con la Apoteosis de San Ignacio es modélica pero nos fijamos más en la sencilla cúpula con cañón y cisternas ilusionistas. Se trata de una pintura plana que está diseñada para ser vista desde la parte posterior de la nave. Si nos situamos debajo se descubre el trampantojo.
En esta fotografía tomada desde el mirador del Observatorio de Monte Mario, muestra como San Ignacio no tiene cúpula:
(Vía)
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