Un gato callejero llamado Conejo siguió a Tania Lizbeth, profesora de una escuela de la ciudad de Piedras Negras, en México, hasta el interior de un supermercado, la guió hasta su comida favorita y la señaló con la pata, maullando cuando la mujer alcanzó el paquete.
Tania grabó al animal en la entrada del establecimiento y entró con ella al interior hasta la zona donde sabía que estaba su comida.
Allí, coloca sus dos patas en uno de los estantes superiores y maulla hasta que la mujer coge el alimento correcto.
El felino no solo consiguió que le compraran su comida favorita, sino también conquistar a Tania, que decidió adoptarlo y llevarlo a casa junto a ella para que nunca más tuviera que recurrir a esas tácticas para poder comer.
Fue apodado así porque el animal no tiene cola. »Antes de que llegara a nuestra casa no solíamos tener animales, pero creo que él nos mostró una gran lección de que debemos mostrar respeto, amor y empatía hacia otros seres», explica la profesora.
