La cárcel de Brians 1, en la provincia de Barcelona, ha ordenado retirar todos los geles desinfectantes después de que los funcionarios pillasen a un grupo de internas emborrachándose mezclándolo con refresco de cola. Ocurrió en la biblioteca del módulo de mujeres.
Cinco días después de ser colocados los geles desinfectantes, se ordenó la retirada de ellos de los módulos donde están las mujeres para evitar que el resto de internas acabaran embriagadas con cubalibres improvisados, según explican trabajadores del recinto.
A pesar de que algunos geles desinfectantes no tienen un altísimo contenido alcohólico, se desaconseja ingerirlos porque pueden ser tóxicos.
Estos líquidos desinfectantes pueden proceder de vinos o licores. Desde el inicio del Estado de Alarma, varias destilerías y bodegas de todo el Estado han ofrecido parte de su excedente para elaborar geles hidroalcohólicos.
La chicha: licor penitenciario
Los combinados de gel desinfectante y coca cola no son el único brebaje alcohólico artesano que se encuentra en las cárceles catalanas. En los centros penitenciarios los internos también fabrican lo que se conoce como «chicha», una bebida de baja graduación alcohólica que elaboran a través de sobras de comida. Lo hacen mezclando frutas como manzanas, peras, melocotones o cualquier pieza muy madura, además de azúcar, migas de pan, yogur y agua.
El procedimiento es muy simple. Los internos aprovechan una garrafa de cinco litros de lejía vacía, introducen cuatro piezas de fruta madura, previamente aplastadas. Añaden el azúcar, el agua, las migajas de pan y una cucharadita de yogur. Después tapan la garrafa, remueven y la esconden bajo la litera. A partir del quinto día, consumen el licor.
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