Un hombre y una mujer fueron rescatados por la Guardia Costera italiana cerca de la isla de Ustica, frente a Palermo. Estaban agotados, sedientos y corrían el riesgo de naufragar en una barca muy pequeña con la que pretendían confirmar sus teorías terraplanistas.
El incidente ocurrió en abril, en pleno confinamiento, pero la noticia se ha conocido esta semana después de contarlo Salvatore Zichichi, el médico de la oficina de sanidad marítima que les atendió en la capital siciliana.
La pareja salió de Venecia violando todas las restricciones por la pandemia y llegaron a una localidad cercana a Palermo. Allí vendieron su coche y se compraron una pequeña embarcación con el dinero para ir a Lampedusa y, desde allí, descubrir el fin del mundo.
»Lo divertido es que se orientaban con una brújula, un instrumento que funciona sobre la base del magnetismo terrestre, un principio que ellos, que son terraplanistas, deberían rechazar», explicó el médico.
En su aventura se equivocaron de ruta y acabaron cerca de Ustica, al norte de Palermo. Fueron interceptados por la Guardia Costera y estos se sorprendieron porque los viajeros les pidieron a gritos que dejaran sus teléfonos móviles, pues consideraban que podían resultar artefactos peligrosos.
La pareja fue escoltada de nuevo a puerto, donde deberían de pasar una cuarentena de 15 días, pero intentaron escapar. De nuevo fueron socorridos por la Guardia Costera. Pocos días después intentaron volver a escaparse. Al final, cuando se levantaron las restricciones en Italia pudieron volver a Venecia.
