Una familia de Sarátov, Rusia, tiene un puma salvaje como mascota. Compraron al animal a un zoo que no tenía suficiente dinero para cuidar a recién nacidos.
Leksa, que así es como se llama el animal, ha crecido mucho desde que está en la casa. Es muy cariñosa con las personas y también interactúa con los perros de los vecinos.
Come una vez al día, de 800 a 1.000 g. de carne. Su comida favorita es el pollo.
Leksa no podría quedar en libertad porque está domesticada y no sobreviviría en la naturaleza.