La imagen de Spencer Elden, entonces un bebé de apenas unos meses nadando desnudo en una piscina persiguiendo un billete de un dólar, se convirtió en una de las portadas de discos más reconocibles y reproducidas de todos los tiempos. Ahora, 30 años después de la publicación de aquel álbum de Nirvana titulado Nevermind, el protagonista de aquella fotografía ha decidido demandar a la banda estadounidense.
Lo curioso es que en su día se tatuó en nombre del disco en el pecho y se sacó la foto debajo del agua:
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