Una mujer brasileña se quejaba a menudo a su madre de que en los bailes nadie la sacaba a la pista y se lamentaba de su condición de soltera. La señora, harta de las quejas, cosió el muñeco de un hombre a tamaño real y se lo regaló a su hija.
Pero Meirivone Rocha, lejos de tomárselo como una broma, se enamoró de Marcelo, que así se llamaba el muñeco. Ahora, a sus 37 años, la mujer se ha ‘casado’ con el muñeco, en un enlace al que acudieron 250 invitados.
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