El papa Francisco ha confesado que durante su juventud fue portero de discoteca. Según ha dicho, las funciones de echar de un pub a la gente que causa problemas le ayudó a la hora de aprender a acercar a la Iglesia a los más descarriados.
La confesión se produjo el pasado domingo cuando el papa estuvo unas horas en la iglesia de San Cirilo Alejandrino, en una barriada obrera de Roma, charlando de una manera informal con la gente. El periódico de la Santa Sede, el Osservatore Romano, fue el que se hizo eco de este detalle en un artículo.
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