Renato Bialetti, inventor de la cafetera Moka, falleció recientemente y sus cenizas fueron depositadas en una de sus cafeteras. El propio Renato quería que sus cenizas acabasen en una cafetera Moka y así fue, su familia las colocó en la más grande, la de 24 tazas.
Al terminar el funeral, la cafetera con los restos del empresario italiano fue introducida en el panteón familiar del cementerio de Omegna, el pueblo natal del difunto.
La cafetera Moka se ha hecho casi imprescindible en las cocinas de todo el mundo y también se ha convertido en una pieza de arte expuesta en museos como el MoMa de Nueva York.
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