Es habitual que los equipos de fútbol de diferentes países de África convoquen a brujos para mejorar su suerte en los partidos y afectar a la de los rivales.
Lo normal es que estos brujos o hechiceros trabajen a puertas cerradas, cuando todavía no hay espectadores en el campo de fútbol. Estos días en Ghana, unos brujos hicieron su trabajo tan solo minutos antes de empezar el partido.
Cada equipo llevó su propio hechicero y el conflicto fue inevitable…
Durante unos momentos cada uno hizo lo suyo, hasta que a uno de ellos no le gustó nada la técnica que estaba utilizando el rival y fue ahí cuando empezó una pelea a la que se fueron sumando otras personas que estaban presentes. El partido no se llegó a jugar.
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