Un guardia estaba custodiando a ocho presos en los tribunales de Weatherford, en Texas, cuando sufrió un infarto. Los hombres forzaron la cerradura para salir y ayudarlo.
El oficial se encontraba sentado en una silla custodiando a los hombres, que estaban en el interior de una celda a la espera de ser llevados a algunos de los juzgados que hay en el edificio. El policía hablaba con ellos e incluso bromeaba, hasta que se desplomó de la silla.
Al ver que no reaccionaba, los reclusos empezaron a gritar y pedir ayuda, pero no había ningún otro guardia cerca y fue entonces cuando forzaron la cerradura para ayudarlo.
Vídeo del momento:
Según comentó Nick Kelton, uno de los presos, en una entrevista posterior a USA Today: »El riesgo era muy grande, no sabíamos cómo podían reaccionar los otros agentes si nos veían fuera. Teníamos miedo de que se nos vinieran con las armas».
Al escuchar tanto ruido, los oficiales llegaron y un poco confundidos por la situación, metieron de nuevo a los presos en la celda y asistieron a su compañero. Luego llegaron los paramédicos y le devolvieron el pulso.
»Tenía las llaves y un arma, la situación se podría haber complicado», dijo un sargento. Pero por suerte no pasó nada. Hoy todos reconocen la valentía de los presos.
Cuando le preguntaron al recluso por qué corrieron el riesgo de ser tiroteados, respondió: »Es un buen hombre».
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