Ocurrió en el Museo Nacional de Arte Antiguo de Lisboa, en Portugal. Un turista brasileño intentó hacerse un selfie con una escultura de San Miguel y esta acabó en el suelo hecha pedazos.
Otro visitante que estaba en la sala en ese momento sacó las imágenes y las publicó en su perfil de Facebook. El joven escribió: »Es el precio que se debe pagar por entradas gratuitas el primer domingo de cada mes».
El subdirector del museo dijo a los medios de comunicación locales: »He estado trabajando en el museo durante muchos años y no recuerdo nada parecido».
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