Jim falleció en el mes de junio de 2014 debido a un tumor cerebral. Antes de morir, decidió llevar a cabo un plan para que Shelly, su viuda, recibiese un ramo de flores cada San Valentín.
Él quería que San Valentín fuera siempre especial para su mujer, por eso encargó a una floristería que cada año le enviasen un ramo de flores.
Cuando Shelly recibió el primer ramo, pensó que habían sido sus hijos, pero cuando llamó a la floristería descubrió que el que había planeado todo era su marido. La dueña de la floristería explicó que »fue emocionante escuchar la historia y saber lo que él había hecho».