La chica llegó a las manos de la peluquera Kayley Olsson con la intención de raparse el pelo. Lo tenía totalmente enmarañado e imposible de peinar. Antes de coger las tijeras Kayley supo el motivo: la joven sentía que no valía para nada y llevaba mucho tiempo con una depresión, por eso había dejado de cuidarse.
La peluquera se negó a raparle la cabeza y en su lugar pasó trece horas de los dos días siguientes intentando arreglar el cabello. La peluquera publicó las imágenes en las redes sociales y ha recibido cientos de elogios por su trabajo y gran generosidad.
Kayley explicó en una entrevista que es una de las experiencias más duras que había escuchado. »La chica tocó fondo hasta el punto que no quería ni peinarse». La joven le contó que durante años sólo tenía fuerzas para levantarse e ir al salón.
Kayley consiguió que la joven sonriera y sintiera que vale.
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