Cuando tenía 20 años Adam Curlykale se hizo su primer tatuaje. Solamente un pequeño mensaje en su brazo: »Soy yo». Ahora, después de 12 años Adam tiene el 90% de su cuerpo tatuado. Tiene tatuado hasta los globos oculares.
Entre las partes que todavía no se ha tatuado están las palmas de las manos y las plantas de los pies. Adam quiere tatuarse en ellas mandalas, unas figuras circulares que representan el hinduismo o el budismo.
»Mi color favorito siempre ha sido el gris, en diferentes tonos, y es por eso que mi color de piel actual es el grafito», explica el joven en una entrevista.
A los 22 años le diagnosticaron cáncer de intestino grueso. Se sometió a sesiones de radioterapia, quimioterapia, terapia molecular y terapia con células madre. Su sistema inmune quedó muy debilitado y sufrió varias afecciones en su piel, como el albinismo.
Sufrió depresión, trastornos de la alimentación e intentó suicidarse. »Los tatuajes me permitieron descubrirme a mí mismo otra vez, me volví hermoso».
4 Comments
Leave a Reply