Atención pueblo francés.
Entras bajo tu propio riesgo.
Aquí tenemos campanarios que suenan regularmente.
Gallos cantando muy temprano.
Rebaños que viven cerca.
Algunos incluso tienen campanas en el cuello.
Agricultores y artesanos que trabajan para que tú puedas comer.
Si no puedes soportarlo, ¡estás en el lugar equivocado!
De lo contrario, aquí encontrará una cálida bienvenida y mucha amabilidad.
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