Ocurrió en el zoológico John Ball de Grand Rapids, en Michigan, Estados Unidos. Un chimpancé lanzó sus propias heces a un grupo de visitantes y le dio en la cara a una abuela. El excremento se quedó colgando de la nariz de la anciana.
Los presentes se echaron a reír mientras que la mujer no se daba cuenta de lo que estaba pasando.
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