Este escritorio novedoso y único fabricado artesanalmente en 1785 esconde compartimentos secretos y se transforma en un atril con el giro de una llave. El escritorio se puede atribuir a David Roentgen (1743-1807), el hijo de Abraham, quien se hizo cargo de la relojería de su padre en Neuwied am Rhein alrededor de 1768.
David Roentgen desarrolló muebles mecánicos de tal precisión y perfección técnica que su fama se extendió a toda Europa. Entre sus clientes más fieles se encuentra Catalina la Grande.