Ocurrió durante una inspección de sanidad en un restaurante del sur de Inglaterra. El inspector se encontró un león muerto en el congelador del restaurante junto con la comida que se sirve en él.
El dueño del establecimiento se excusó diciendo que el zoo cercano al restaurante le había cedido el león para alimentar a sus perros.
El inspector afirmó que se tuvieron que tomar medidas puesto que el león se encontraba en un lugar de almacenamiento de alimentos para consumo humano. Al final, como el león fue la única infracción cometida por el hostelero, se le permitió retomar la actividad.
(Vía)
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