Otitis es un gato al que sus antiguos dueños lo dejaron en un refugio después de que unos quistes lo dejaran sin orejas y sin audición. Pero en cuanto una estudiante llamada Molly lo vio, supo que eran el uno para el otro. La joven sufre de ansiedad y anteriormente ya tuvo un perro sordo, por lo que sabía como tratar a un animal con necesidades especiales. Le dio mucho amor al animal y Otitis se lo devolvió.
»Sufro ansiedad severa a causa de un accidente de coche que tuve… decidí que era hora de adoptar un animal que me ayudara con ello, porque abrazar a un amigo peludo ayuda mucho», explicó la joven en una entrevista.
El gato sabe cómo ayudarla cuando está muy estresada o sufre un ataque de pánico. »A veces es el único que consigue calmarme… Adoptarlo es lo mejor que he hecho, y definitivamente me ha rescatado él a mi, no yo a él».
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