Brandon Soules, vecino de Coolidge, una pequeña población de apenas 13.000 habitantes en el estado norteamericano de Arizona, simuló su propio secuestro para no ir a trabajar y acabó en la cárcel.
A las cinco y media de la tarde la policía recibió una llamada en la que se denunciaba un secuestro. El informe policial que recoge People habla sobre «un varón cuyas manos estaban atadas a la espalda con un cinturón y tenía un pañuelo en la boca». Brandon Soules explicó a los agentes que se desplazaron hasta el lugar de los hechos que había sido secuestrado delante de su casa por dos hombres enmascarados que le golpearon en la cabeza y le dejaron inconsciente.
Pero todo era una mentira… La policía se sorprendió de la declaración del chaval: Según su versión, los dos hombres se lo habrían llevado por culpa de su padre. En teoría, «había escondido grandes sumas de dinero» y esos dos secuestradores querían recuperarlo. Así que comenzó una investigación que, en menos de una semana, tuvo resolución.
Los agentes investigaron todo, hablaron con posibles testigos, buscaron en cámaras de seguridad pero no encontraron nada. Comenzaron a sospechar que se trataba de una invención y decidieron denunciarlo por simulación de delito.
El joven fue detenido y acabó en la cárcel del condado. Al día siguiente se celebró el juicio en el que reconocía que se había inventado toda la historia porque no quería ir a trabajar. Finalmente, el juez le encontró culpable y le condenó a pagar una multa de 550 dólares.
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