Nick Stafford, un ciudadano estadounidense, decidió pagar el impuesto de sus vehículos con cerca de 300.000 monedas de un centavo. Lo hizo por su indignación con el Departamento de Vehículos a Motor y el enfado con los empleados que se encargan de atender al público.
El hombre pagó un total de 2.987 dólares en 298.745 monedas de un centavo. Tuvo que contratar a varias personas y comprar cinco carretillas para llevar el dinero.
Nick se acogió a una ley de 1965 en donde se afirma que las monedas de curso legal son una forma de pago admisible para cualquier tipo de deuda, impuesto y pago público.
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