A sus 132 años, la Torre Eiffel de París se vestirá de dorado, en la campaña de renovación más importante de toda su historia.
Tras 19 capas de pintura sucesivas, el monumento más visitado del mundo antes del Covid-19, se deshará de su característico color «marrón Torre Eiffel», una mezcla de tres tonalidades diferentes, que la cubre desde el año 1968.
La torre, de 324 metros de altura, presentada en la exposición universal de 1889 (convertido en un símbolo parisino a la altura de la catedral de Notre-Dame o la basílica del Sacré Coeur en Montmarte) era originalmente roja, y ahora se busca recuperar el color ocre soñado por su creador, Gustave Eiffel.
»Le dará un aspecto más dorado, coincidiendo con los Juegos Olímpicos», explicó Patrick Branco Ruivo, director general de la Sociedad de Explotación de la Torre Eiffel (SETE).
»El nuevo tono se puede ver ya en la punta de la Torre. No es un gran cambio pero con un bonito cielo azul de fondo, crea unos reflejos metálicos y brillantes».
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Los trabajos comenzaron en 2019 y durarán hasta noviembre de 2022, tienen un coste de 50 millones de euros y son considerables: hay que decapar y pintar 18.000 piezas unidas por 2,5 millones de roblones. Además, la presencia de plomo en la pintura de las anteriores renovaciones obliga a reforzar el protocolo sanitario de la obra.
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