Ocurrió en una tienda de móviles de Houston, en Texas. John Bell entró en el establecimiento a robar y una de las dependientas lo dejó encerrado hasta que llegó la policía.
Después de dejarlo atrapado, disparó varias veces a la cerradura de la puerta para intentar salir, pero no lo consiguió y suplicó que le abriesen la puerta antes de que llegase la policía.
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