Han saltado las alarmas en el País Vasco porque los casos de coronavirus se han disparado. Zarautz, Eibar o Elgoibar son sólo algunos ejemplos de rebrotes vinculados al ocio nocturno y protagonizados en su mayoría por jóvenes.
La mayor parte de los casos de COVID-19 confirmados en los últimos días en el País Vasco son de jóvenes menores de 30 años.
Por otra parte, el Departamento vasco de Salud se ha encontrado con otro problema: los jóvenes vascos se niegan a revelar sus contactos más estrechos.
»Les llamas y no te dicen nada por no chivarse; por no delatarse entre ellos no dan la información de manera real», explica Janire Portuondo, enfermera de Osakidetza y coordinadora de la red de vigilancia de casos y contactos estrechos.
El trabajo de los llamados rastreadores es vital para cribar los brotes y evitar que el virus se extienda rápidamente. Según Janire, la falta de colaboración de los más jóvenes les hace perder «muchísimo tiempo», ya que «en vez de salir todos los contactos en un día, van saliendo poco a poco».
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