En la Polinesia francesa hay un ritual y una costumbre para los que llegan nuevos a su territorio. Una especie de ofrenda de paz y muestra de respeto, especialmente para los dirigentes de otros países que realizan alguna visita al archipiélago. Colocan collares de flores sobre el cuello del invitado. Precisamente, con esta peculiar bienvenida ha sido recibido el presidente francés, Emanuel Macron.
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Yo creo que a Macron le están vacilando con los collarcitos…
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