Verónica Panarello tenía un hijo de 8 años de edad llamado Loris y lo asesinó después de que éste le descubriera manteniendo relaciones sexuales con su suegro. Verónica lo estranguló con cables eléctricos y escondió su cuerpo en un barranco en Santa Croce, Sicilia.
Verónica fingió que su hijo había sido secuestrado, diciéndole a la policía que lo había llevado al colegio y cuando fue a buscarlo no estaba. La policía empezó a sospechar de la mujer al comprobar las cámaras de seguridad del colegio y después de verse presionada, acabó confesando el crimen.
Verónica ha sido condenada a 30 años de prisión por el asesinato de su hijo.
Cuando la mujer confesó todo, culpó también al padre de su marido. Ella dijo que le había ayudado a planearlo. Según informa la prensa italiana, el hombre está siendo investigado como cómplice de asesinato, pero él ha negado cualquier participación. »Es sólo otra mentira de esa loca», dijo.
(Vía)
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