Ayden Benesh es un niño de cuatro años de edad que se hizo un corte en la frente en una caída mientras jugaba. Le quedó una marca tan grande que al día siguiente no quería salir de casa, pero su madre tuvo una gran idea: Convertirle en Harry Potter.
»Le daba mucha vergüenza el corte en su frente. Mi primer instinto fue vestirle de Harry Potter, ya que le encanta disfrazarse y tenía gafas redondas de cuando se disfrazó de Spengler de los Cazafantasmas».
La madre convirtió la cicatriz en un rayo pintando la frente del niño con un rotulador rojo y con esto la actitud de Ayden cambió por completo.
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