Según publican en Levante EMV, la comida en la playa de un grupo de amigos acabó con una propuesta de sanción por parte de un agente de la policía local que se sintió agraviado por las risas que generó que a su bicicleta le faltara la letra «L» de manera que se leía «policía loca» en lugar de «policía local». El hombre sancionado es un jubilado de 69 años de edad y vecino de Rafelbunyol.
El grupo de amigos acababa de comer en una terraza de un restaurante en primer línea de playa, en Alboraia, en la playa de La Patacona. Según cuenta el hombre al periódico: «Uno de los amigos salió a fumar y vio la bicicleta. Pidió permiso e hizo la foto. Cuando volvió a la mesa nos la enseñó y yo quise verla por mí mismo porque no daba crédito. Me dio mucha risa que se leyera ‘policía loca’. Conforme nos acercábamos el agente me preguntó: ¿qué no le gusta la policía? Y yo le contesté pues mira ni me gusta ni me disgusta, y ya se armó el lío. Me pidió la documentación, que no llevaba encima y entre que fue a buscarla y volví pues se acercaron el resto de amigos para ver qué pasaba porque no entendían que me fueran a multar por semejante tontería», explica, que no quiere dar su nombre para evitar «más problemas» aunque sí muestra tanto la denuncia que le pusieron como la fotografía de la discordia.
En la denuncia interpuesta al jubilado se marca la casilla «falta de respeto y consideración (artíuclo 37.4)» es decir, uno de los artículos de la ley Mordaza más criticados por organizaciones sociales y sindicales.
Así, en los «hechos denunciados» consta el siguiente texto redactado por el agente: «En el legístimo ejercicio de las funciones denunciando un coche, sin venir a cuento, el identificado cita en voz alta ante los transeúntes ‘Policía loca’, provocando la aglomeración de otras 5 personas que se unen a interpelar la actividad policial, haciendo fotos a los vehículos. Al ser requerido a identificarse, igualmente sigue en voz alta diciendo ‘vergüenza os tendría que dar’, ‘no haceis más que molestar’, ‘mentís como bellacos’ interfiriendo en la actuación previa. Tras solicitar insistentemente su documento de identidad, accede a facilitarlo».
El sancionado espera que la «coherencia» y el «sentido común» impida que prospere la multa ya que, de no ser así, este hombre se expone a tener que pagar hasta 600 euros por echarse unas risas.
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