Ocurrió en Palma de Mallorca, en la playa Can Pere Antoni. Macarena Cabrujo, una joven argentina de 25 años que trabaja como socorrista en esa playa, había terminado su jornada laboral y se quedó jugando al voleibol.
Ese día era muy malo para bañarse y en la playa estaba la bandera roja. En un momento, Macarena vio que un niño se estaba ahogando a unos 200 metros de la orilla y no se lo pensó dos veces y se metió en el agua para salvar al pequeño, a pesar de las condiciones del mar y que no tenía su equipo.
»El mar tiraba con mucha fuerza. Aunque puedo aguantar horas en el mar, sabía el riesgo al que me enfrentaba», explicó después la joven.
Macarena llegó hasta el niño, de 10 años de edad y luego un barco de prácticos del puerto llegó a ellos y les lanzaron un flotador. »Le di un fuerte abrazo y le llené de besos. Nunca he estado en una situación tan difícil», explicó Macarena después.
La socorrista contó que después del rescate el niño le dijo: »Pensé que no me ibas a sacar porque soy negro». Esas palabras han marcado a la joven: »Si un niño de 10 años tiene eso en mente es muy triste como sociedad».
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