En una Feria de Tecnología en Rusia presentaron por todo lo alto a un robot humanoide llamado Boris. Fue la estrella del evento y aseguraban que sabía mucho de matemáticas, bailar e incluso respondía a los presentadores.
Pero en realidad, Boris no era un robot, era un disfraz y una persona estaba en el interior.
El disfraz cuesta más de 3.400 euros, cuenta con un micrófono para distorsionar la voz y una tablet que funciona como pantalla en el casco.
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