Hay lugares paradisíacos que tienen un oscuro pasado. Por su situación estratégica o porque están aisladas del mundo, estos lugares han sido escenarios del terror a lo largo de la historia.
Spinalonga en Grecia, Sazan en Albania y Goli en Croacia son tres ejemplos de enclaves idílicos a los que no ir de vacaciones ni de turismo, pues se encuentran en ruinas, tienen un aspecto fantasmal y en ellas afloró lo peor del ser humano.
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