Romy McCloskey es una mujer que cría mariposas desde hace algún tiempo y después de que una de sus pequeñas llegase al mundo con el ala defectuosa, supo que tenía que hacer algo. Romy convirtió su casa en una sala de operaciones y con objetos comunes realizó un transplante de ala.
Para la operación utilizó las siguientes herramientas: una percha metálica, pegamento de contacto, un palillo, un bastoncillo de algodón, pinzas, polvos de talco y un ala de mariposa extra de otra de sus pequeñas que había muerto algunos días antes.
Según explicó la mujer, la mariposa no sintió dolor en ningún momento. Las alas de estas son como las uñas o el pelo humano, no tienen receptores de dolor.
Transplante de ala de mariposa monarca:
(Vía)
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