El perro de una familia estuvo a punto de ser engullido por una anaconda mientras hacían una travesía en bicicleta en Pirolaen, al noroeste de Brasil.
Negao, que así es cómo se llama el perro, se quedó atrás para beber agua y ahí esperaba el reptil, escondido para atrapar a alguna presa. »Pensamos que o bien había atrapado algo o que lo habían atrapado a él. Vi el vientre de la serpiente que lo envolvía y que se hundía en el agua», comentó uno de los ciclistas.
En ese momento todos se lanzaron a salvar al perro. La serpiente tenía sus dientes clavados en el cuello del can mientas lo tenía enroscado en su cuerpo.
»Tenía la fuerza de tres hombres. No pude abrir su boca con la mano. Cogí trozos de madera y se los puse en la mandíbula. Una sola persona no podría haberlo logrado».
Por suerte el perro fue liberado y la serpiente volvió al agua.
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