Emily Coultas es un bebé de Edimburgo que llegó al mundo de manera prematura, en la semana 24 de gestación y pesando tan solo 534 gramos. Su madre, Claire Cressey se paso un mes sin poder abrazar a su hija, solo la podía ver a través del cristal de la incubadora.
Ahora Emily ha cumplido su primer mes de vida y ha ganado 200 gramos de peso. Su evolución ha sido positiva y por fin puede sentir el calor y el tacto de su madre Claire.
Una historia con final feliz.
(Vía)
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