Ocurrió en Reino Unido hace unos días y se ha publicado en Urology Case Reports. Un niño de 15 años acudió a urgencias de un hospital local aquejado de un problema inusual: se había insertado un cable USB en su pene en un intento muy peligroso por medir su longitud.
Si la escena es difícil de imaginar, los intentos del joven por sacarse el cable mientras perdía sangre en la orina agravaron aún más la situación. Según escribieron los doctores en el estudio del caso:
»Se encontró que los dos puertos distales del cable USB sobresalían del meato uretral externo, mientras que la parte media del cable anudado permanecía dentro de la uretra. El paciente era un adolescente sano y por lo demás en forma, sin antecedentes de trastornos de salud mental».
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