Sandrine Devillard es una parisina que se casó con Marcel Amphoux, un ermitaño 25 años mayor que ella que vivía »como un oso», sin agua ni electricidad en Puy-Saint-Pierre, un pueblo de los Alpes Franceses. Ella lo conoció en un viaje que hizo al pueblo con la intención de comprar tierras. El matrimonio fue muy comentado en Francia ya que todo el mundo pensaba que ella lo hacía por su fortuna y, tras su muerte, la chica descubrió que Marcel la había desheredado.
El matrimonio duró un año y la relación fue muy criticada porque la mayoría de la gente pensaba que la unión era fruto de la manipulación de ella hacia él.
Un tribunal francés dictaminó que el testamento que inesperadamente la sacó de su herencia antes de morir es «genuino» después de que ella disputara el documento. Marcel le dejó toda su fortuna a su prima y a vecinos del pueblo.
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